sábado, 31 de diciembre de 2011

El Confidencial, el programa electoral del Gobierno y la cuarentena.

El diccionario de la Real Academia Española recoge para la voz "cuarentena" ocho acepciones. Para un titular como el de esta noticia, destacado en la primera plana de El Confidencial



existen dos que podrían estar relacionadas con este caso: una es "aislamiento preventivo a que se somete durante un período de tiempo, por razones sanitarias, a personas o animales". La otra es "suspensión del asenso a una noticia o hecho, por algún espacio de tiempo, para asegurarse de su certidumbre".

La primera se puede descartar: el programa electoral del Gobierno no es persona ni animal y no se le aísla por razones sanitarias, a no ser que el redactor, don Carlos Sánchez, emplee esta palabra y este sentido de la misma con el propósito de crear una metonimia, que consiste en designar algo con el nombre de otra cosa tomando el efecto por la causa o viceversa, el autor por sus obras, el signo por la cosa significada, etc. De esta manera don Carlos Sánchez diría "pone en cuarentena" en sentido figurado en lugar de decir "suspende" o "aplaza". En cualquier caso es evidente que don Carlos Sánchez entiende que tal aplazamiento, suspensión o cuarentena constituye un lapso temporal y que el Gobierno, transcurrido ese lapso, aplicará el programa que ha desarrollado y propagado durante la campaña electoral.

Un elemento de reflexión nada baladí es si el Gobierno, el Partido Popular, ganó estas elecciones gracias a este programa, ahora aplazado, suspendido o en cuarentena. Si es así, si los que votaron al Partido Popular lo hicieron por el conocimiento que tuvieran de él, esta noticia es preocupante. Si, por el contrario, no fue así y el conocimiento del programa por parte del electorado no fue un factor decisivo en la victoria electoral del Partido Popular, sería, no ya preocupante, sino extremadamente alarmante. No es asunto con el que convenga perderse componiendo figuras retóricas, abandonando el sentido recto de las palabras.

Pero nos queda la segunda acepción: suspender la acción y el efecto de asentir, de dar crédito. Podría resultar risible que el Gobierno no diese crédito a su propio programa, y sería desternillante que el don Carlos Sánchez, redactor de la noticia, lo hubiese apreciado así y por eso eligiese la expresión "poner en cuarentena". No sería inverosímil. Piensen ustedes en un partido político que elabora un programa electoral para ganar unas elecciones y que, ganadas estas, hace lo contrario a lo programado porque -digo esto como ejemplo, como pura especulación- cuando contempla la situación desde la eminente perspectiva que da el ser Gobierno determina que el programa electoral defendido durante la campaña no era realista ni adecuado a la situación real, y que las soluciones barajadas por el anterior gobierno para enfrentarse a la crisis eran correctas, pese a que durante la campaña las hubiese rechazado categóricamente.

Si el Gobierno ha hecho este análisis buena cosa es, o sería. Que un gobierno liberal en lo ideológico suba los impuestos es algo tan inesperado como que un gobierno socialista lamine servicios sociales.

Estos dos hechos se han producido ya.

La información sobre estas cosas debiera ser transparente, sin artificios verbales: la credibilidad del programa electoral del PP para el PP y su puesta en cuarentena y, añado yo, su falta de concreción, indican que nada está previsto y que nos iremos enterando de lo que ocurra a golpe de decreto. Esperemos que don Carlos Sánchez y otros como él abandonen los efectismos retóricos y transmitan clara e inequívocamente lo que pasa.

P.D.
Feliz año nuevo













viernes, 30 de diciembre de 2011

José Blanco, la Operación Campeón y la España Caníbal.

Sobre este tema escribí en dos ocasiones: una sobre declaraciones de uno de los imputados y la otra en la que me apropiada de una expresión afortunada de don Xosé Luis Barreiro: la España Caníbal.
Vuelvo sobre este tema y justifico el motivo de este retorno. Este asunto está reflejado en la prensa nacional de igual modo que la realidad se reflejaba en los espejos deformantes del Callejón del Gato: un espejo cóncavo y otro convexo hacen que la realidad se estire y adelgace, se encoja y se abotargue, perdiendo toda proporción. Las personas implicadas directamente en esta operación y los delitos que se les imputan aparecen velados por el protagonismo que se ha otorgado a don José Blanco en un determinado momento. Era lógico. Por aquel entonces era ministro de un gobierno que iba a someterse a unas elecciones generales. Ahora es un diputado del grupo parlamentario socialista, un aforado, condición que requiere un tratamiento jurídico especial.
Pero no perdamos la perspectiva. La Operación Campeón se conoció el día 24 de mayo de 2011 con varias detenciones entre las que se destacan la del director general del Instituto Galego de Promoción Económica (IGAPE), don Joaquín Varela de Limia Cominges y la del subdirector de Informaciones especiales de este organismo, don Carlos Silva Liste. En esta operación participaron agentes del Servicio de Vigilancia Aduanera y de la Guardia Civil.
El periódico La Voz de Galicia colgó el siguiente vídeo el día 25 de mayo:




Las cosas transcurrieron más o menos tranquilamente en lo que a los medios se refiere. Las informaciones se fueron sucediendo sin alharacas mediáticas. El hecho de que el organismo autonómico encargado de promocionar a las empresas con subvenciones y créditos a fondo perdido quedase acéfalo y sus directores fuesen sospechosos de favorecerse a sí mismos con los recursos de todos no parecía escandalizar gran cosa. Me refiero, naturalmente, al ambiente mediático, no a la gente. Esta, y yo entre ellos, no redacta los titulares ni las noticias.
En cuanto a las personas afectadas éstas fueron pasando por el juzgado para declarar y debieron de ir a recluirse en una anhelada anonimia. Puede que hoy nadie recuerde ya que don Joaquín Varela de Limia Cominges y don Carlos Silva Liste fueron esperados por 11 agentes del Servicio de Vigilancia Aduanera, que dispusieron un operativo para que no pudiesen comunicarse entre ellos durante esa mañana del 24 de mayo, mañana en la que fueron detenidas 15 personas en el marco de la Operación Campeón por imputaciones por fraude en subvenciones públicas, falsedad documental, alzamiento de bienes, blanqueo de capitales y fraude fiscal, como así se desprende de la noticia publicada por el diario El País.
Bien, y así pasan los días. Se decreta prisión para uno de los detenidos: don Jorge Dorribo. La juez Estela Sanjosé, titular del Juzgado número 3 de Lugo, es quien dirige la investigación. Las cosas siguen su curso, la vida sigue y este asunto, si bien conocido, es colocado en un segundo plano. Puede que el impacto mediático de este asunto no encajase en el combinado informativo diario de las principales cabeceras debido al exceso de asuntos de corrupción: el tema de los trajes de los señores Camps y Costa o los negocios del yerno del Rey, después de todo, contienen elementos costumbristas de los que carece la Operación Campeón. Se veía a las claras que este asunto iba a languidecer mediáticamente en los juzgados, entre legajos y balduque. El asunto, aunque grave, era aburrido y no tenía gancho.
Pero llegó el día en que todo esto cambió:


Y, desde entonces, desde el día 4 de octubre de 2011 la Operación Campeón pasó a ser el caso gasolinera o el caso Blanco. Bien es cierto que la cosa tenía su interés: unas elecciones legislativas en ciernes, un ministro del gobierno, una gasolinera, presuntos sobornos, coches oficiales con escolta, un empresario y un político. En fin, un cuadro a medio camino entre Lugo y Hollywood.


Se consiguió. El camino para llegar aquí está trazado de antemano: a Blanco sólo lo puede juzgar el Tribunal Supremo por su condición de aforado. El estado de derecho parece haber funcionado.
Pero, entre tanto, ¿Nadie se pregunta qué ocurre con don Joaquín Varela de Limia Cominges y don Carlos Silva Liste? Esta pregunta la formulo ahora, en un momento en el que Operación Campeón es sinónimo una historia en la que un señor empresario farmacéutico llamado don Jorge Dorribo que entregó 200.000 euros a un ministro llamado don José Blanco y que se reunió con él en una gasolinera de Guitiriz. Una historia que nace con la declaración de don Jorge Dorribo ante la juez Estela Sanjosé.
Pero no es así. La Operación Campeón comienza el día 24 de mayo con la detención de 15 personas, entre ellas la del director general del Instituto Galego de Promoción Económica (IGAPE), don Joaquín Varela de Limia Cominges y la del subdirector de Informaciones especiales de este organismo, don Carlos Silva Liste. De las responsabilidades políticas y penales de estos y de quienes los nombraron parecen haberse olvidado.
Todo indica que la España Caníbal domina el ambiente mediático.

jueves, 29 de diciembre de 2011

El mensaje del Rey y sus intérpretes

Hay varias maneras de leer un periódico, pero todas ellas son letra a letra, sílaba a sílaba y palabra a palabra. El único factor que condiciona la manera de leer un periódico es la cantidad de texto que se lee y la que se deja de leer. Los redactores colocan en lugares destacados (en el titular, en la entradilla) aquello que consideran importante, con independencia de que lo sea en realidad para los lectores. Estos, por regla general, tienen otras prioridades y el tiempo que dedican al periódico es tiempo que distraen de ellas. Pocos pueden leer un periódico por completo, y menos hacer una lectura a fondo.
Algunos periodistas, conscientes de esta situación, se auto-adjudican un lugar eminente en la interpretación de la información, y nosotros, los lectores, nos dejamos seducir por sus opiniones; les atribuimos un conocimiento específico similar al que tienen los médicos para interpretar la sintomatología de las enfermedades. Solemos olvidar que de lo que entienden los periodistas solemos entender todos, más o menos. Los periodistas  no son abogados, notarios, médicos, ingenieros o doctores de la Santa Madre Iglesia. Son transmisores de informaciones. Ser buen periodista consiste en transmitir bien la información, y hacerlo bien es hacerlo fielmente, de manera clara y, si se puede, con estilo.

Interpretar lo que pasa en una sociedad democrática es algo que debiera corresponderles a los ciudadanos. Que los periodistas lo hagan no es malo si los ciudadanos no renuncian a hacerlo también. Si nos limitamos a suscribir lo que interpretan los periodistas intérpretes, cualquiera que sea su línea editorial (su adscripción política, empresarial, religiosa, futbolística, lo que se quiera), estaremos renunciando a nuestro propio criterio.

Es alarmante que en ocasiones como la Nochebuena la gente se adscriba sin matizaciones a los pronunciamientos de algunos. Observe el amable lector cómo se expresaba don Pedro J. Ramírez sobre las expectativas que se formaba ante el mensaje de S.M. el Rey. La red social Twitter ofrece las siguientes intervenciones suyas que presento.



Otro tweet de don Pedro J., en el que reitera lo del anterior tres horas después:


Otro tweet de don Pedro J., dos horas antes del mensaje de S.M. el Rey. Note el amable la insistencia en las alusiones claras al tiempo que la impaciencia por ver cumplidas sus predicciones:



Un tweet más de don Pedro J. tras el mensaje del Rey en el que muestra su alborozo ante lo que considera un acierto pleno en su prospección de las intenciones de S.M. el Rey. Note el amable lector cómo crepita la metáfora ígnea con la que describe la situación en la que queda, según él, don Iñaki Urdangarín, abocado a un final como el de Miguel Servet, Giordano Bruno o Juana de Arco:




Don Iñaki Urdangarín arde en la hoguera

En fin. 

El caso es que Su Majestad el Rey, don Juan Carlos, no nombró a don Iñaki Urdangarín ni directamente ni tangencialmente ni oblicuamente. Júzguelo, si no, el amable lector: el vídeo del mensaje dura 13 minutos con 47 segundos. Pinche el enlace.

La parte del mensaje relativa a la confianza en las instituciones, la justicia para todos y la necesidad de no generalizar está entre el minuto 7:03 y 8:35. Cualquier alusión que pudiera haber visto don Pedro J. Ramírez se encuentra en esas palabras, que transcribo a continuación:


>>Junto a la crisis económica me preocupa también enormemente la desconfianza que parece estar extendiéndose en algunos sectores de la opinión pública respecto a la credibilidad y prestigio de algunas de nuestras instituciones. Necesitamos rigor, seriedad y ejemplaridad en todos los sentidos. Todos, sobre todo las personas con responsabilidades públicas, tenemos el deber de observar un comportamiento adecuado, un comportamiento ejemplar. Cuando se producen conductas irregulares, que no se ajustan a la legalidad o a la ética, es natural que la sociedad reaccione. Afortunadamente, vivimos en un estado de derecho y cualquier actuación censurable deberá ser juzgada y sancionada con arreglo a la ley. La justicia es igual para todos. No debemos, sin embargo, generalizar los comportamientos individuales so pena de cometer una gran injusticia con la inmensa mayoría de servidores públicos y también con empresarios o trabajadores del sector privado que desarrollan su labor de forma ejemplar y honesta. De lo contrario, se podría causar un grave daño a instituciones y organizaciones que son necesarias para la vertebración de nuestra sociedad.>>


No veo ninguna alusión. Puedo pensar que el caso de don Iñaki Urdangarín se encuentra aludido cuando el Rey habla de "conductas irregulares" en la misma medida en la que están aludidos los señores Camps, Costa, Fabra, Dorribo, Crespo, Roca, Varela, etc. Todos ellos arden en la hoguera también si nos atenemos a lo que el Rey dijo. En cualquier caso, alusión clara a don Iñaki no la veo. 

Júzguelo el amable lector. Ahí tiene los elementos.


P.D.

Me he referido a don Pedro J. como me pude haber referido al inefable don Federico Quevedo, que también ha escrito sobre el asunto titulando su opúsculo con un gracejo no exento de fina y selecta erudición cinéfila.


Insinúa un inminente debate sobre el dilema monarquía-república. A él le dedico esta viñeta con el permiso de Jordi Benet.





viernes, 16 de diciembre de 2011

EL MUNDO Y LOS ATENTADOS DEL 11 DE MARZO DE 2004 (y 2). El que dice una mentira no sabe qué tarea ha asumido, porque está obligado a inventar 20 más para sostener esta primera (A. Pope)

Le ha llegado el turno a la testigo J-65, de quién se dice en la Sentencia número 65/2007 de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, en su página 582, lo siguiente:


Y en el diario El Mundo lo siguiente:





Como se ve, existe una ligera diferencia de enfoque.
Lo que afirma El Mundo en esta ocasión corresponde a la investigación particular que don Casimiro García-Abadillo y don Joaquín Manso llevaron a cabo. Como son periodistas, pueden mantener sus fuentes en secreto. No están obligados a revelarlas. Les ampara el secreto profesional. Apreciaciones como la invención de los hechos, el engaño a la Policía y el cambio de versión son las conclusiones a las que llegan estos dos profesionales tras el examen y el análisis de las informaciones que han obtenido en su investigación.Esta investigación, según el acreditado e inestimable testimonio de el director de El Mundo, don Pedro J. Ramírez, ha consistido en lo siguiente:



A lo que yo respondí:

Él, don Pedro J. Ramírez, añadió a su idea otra fase en el proceso de investigación:






Ignoro qué quiere decir don Pedro con "Gandules de ambos signos" ni si se refiere a un servidor de ustedes.
No me respondió, pero tampoco me bloqueó.
Volviendo al caso concreto de la investigación de don Casimiro García-Abadillo y don Joaquín Manso, esta búsqueda de testigos, cotejo de expedientes y rastreo que en definición de don Pedro constituye el periodismo arroja informaciones que no están en el sumario. Un "sumario" es, según la R.A.E. un conjunto de actuaciones encaminadas a preparar el juicio criminal, haciendo constar la perpetración de los delitos con las circunstancias que puedan influir en su calificación, determinar la culpabilidad y prevenir el castigo de los delincuentes.
Cabe, pues, preguntarse si las informaciones obtenidas en por don Casimiro García-Abadillo y don Joaquín Manso son relevantes para constar en el sumario judicial de los atentados del 11 de marzo de 2004. Me refiero a informaciones como la siguiente:

Porque si las informaciones que don Casimiro García-Abadillo y don Joaquín Manso no son lo suficientemente relevantes para formar parte del sumario lo único que habrán conseguido es hacer perder el tiempo a los que aceptan sus conclusiones sin digerir la ya citada Sentencia número 65/2007 de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional.

Bermejo, Garzón, quien pagó la cacería y los 100.000 de indemnización que percibieron la testigo J-65 y su marido y el hecho de que los contrataran, todo esto habrá de estar implicado en el planteamiento de una, dos o tres dudas razonables que conduzcan a contradecir lo que esta testigo declaró, que la persona que había visto el día 11 de marzo de 2004 en un tren de cercanías era Jamal Zougam. Si no es así esto sólo es un ejercicio escolar de redacción periodística, y no de la mejor. 


¿Para qué nos vamos a engañar?





martes, 13 de diciembre de 2011

EL MUNDO Y LOS ATENTADOS DEL 11 DE MARZO DE 2004 (1). Para investigar la verdad es preciso dudar, en cuanto sea posible, de todas las cosas (René Descartes)

El día de la Inmaculada Concepción dejé claro que, aparte del pelo lago o corto, rizado o liso, con permanente o estirado, que Jamal Zougam pudiera llevar el día 11 de marzo de 2004:

El Mundo sólo pudo arrojar alguna sombra de duda sobre la fecha en la que el testigo protegido R-10 lo reconoció fotográficamente ante la policía o ante en el Juzgado, cosa que la propia Sentencia número 65/2007 de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional no deja demasiado claro. El diario El Mundo del día 5 de diciembre mencionó en la entrevista una acta de reconocimiento fotográfico que el reportero exhibió ante el testigo R-10 y que, según se dice en la entrevista, estaba fechada el día 16 de marzo de 2004. El testigo R-10 niega que ese día le enseñasen fotografías de Zougam, que en efecto le enseñaron fotografías de él, pero dos semanas más tarde de ese 16 de marzo, día en el que R-10 acudió por primera vez ante la policía. Sólo cinco días después del atentado.
Siendo fieles a la sentencia que preside la primera plana del diario El Mundo del día 6 de diciembre de 2011, día de la Constitución, es muy poco probable que ese día, el 16 de marzo de 2004, no se fechasen actas de reconocimiento fotográfico. Seguramente el reportero del diario El Mundo exhibió ante el testigo protegido R-10 un acta que, con toda probabilidad, fuen fechada ese día. Esa acta sería, por supuesto, un acta de reconocimiento fotográfico porque de lo que no cabe la más mínima duda es de que El Mundo no miente, y menos si se trata de un documento oficial. Suponemos que esto es por su profesionalidad y, además, porque las consecuencias de decir públicamente en un medio de comunicación que un documento oficial es de una manera cuando en realidad es de otra serían funestas para la credibilidad de El Mundo como diario de información general.
Pero insisto: siendo fieles -insisto- a la sentencia que preside la primera plana del diario El Mundo del día 6 de diciembre de 2011, día de la Constitución, cabría dudar de que esa acta de reconocimiento fotográfico, fechada el día 16 de marzo de 2004 y exhibida por el reportero de El Mundo ante el testigo protegido R-10 fuese, en realidad, el acta que certifica que el testigo R-10 reconoció fotográficamente a Jamal Zougam ese día, el 16 de marzo de 2004. Se nombra el acta, es cierto, pero no quién figura en ella ni quién reconoce a quién.
Siendo un documento tan importante ¿Por qué no lo reprodujeron fotográficamente? Esa foto hubiese sido más relevante para la noticia que las tres fotografías de Zougam publicadas o la de el Bulevar de los Héroes de Cluj (ciudad donde vive el testigo protegido R-10) en Otoño.
Pero vayamos a otras cosas.
Hoy nos dedicaremos a observar otro número del periódico El Mundo: el del día siguiente, el del 6 de diciembre de 2011, número en el que se reserva espacio preferente al asunto relativo a los testigos que reconocieron a Jamal Zougam, condenado por: 191 delitos consumados de homicidio terrorista del art. 572.1.1º CP, en concurso ideal con dos delitos de aborto del art. 144 CP; b) 1857 en grado de tentativa del art. 571.1.1º en relación con el 16 del mismo cuerpo legal, c) 4 delitos de estragos con fines terroristas del art. 571 en relación con el 346 CP; y d) y un delito de integración en banda armada, organización o grupo terrorista de los artículos 515,2º y 516,2º CP (página 578 de la Sentencia número 65/2007 de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional).

Gracias al diario El Mundo sabemos que la testigo protegido J-70 es de nacionalidad rumana. Ante el hecho de que este periódico lo destaque en primera plana en su titular más eminente cualquiera podrá colegir que quien redactó este titular piensa que la nacionalidad de la testigo es relevante.
A esta mujer, rumana, se alude en el título del editorial con las expresiones testigo de cargo e impostor:  

A pesar de que el texto del editorial se alude a esta persona como la testigo protegido J-70, que en el título se aluda a ella como "impostor" y no "impostora" podría indicar cierta precipitación o impericia del redactor. Sin embargo, siendo tan evidente que se trata de una mujer que ha sido designada en primera plana como La rumana que reconoció a Zougam es poco probable que el redactor no reparase en la falta de concordancia de género. Así pues, lo más plausible es que optara por escribir "impostor" en lugar de "impostora" para no acusar directamente a La rumana que reconoció a Zougam de impostura. Algo absurdo, puesto que todo indica que ese impostor no puede ser otra persona más que La rumana que reconoció a Zougam y que en la Sentencia número 65/2007 de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional es la testigo protegido J-70.
Saque el amable lector las conclusiones que le sean más adecuadas a tamaño artificio verbal. Lo cierto es que la impostura de la testigo protegido J-70 es el elemento sobre el que El Mundo se apoya para desacreditar su testimonio, a saber: la identificación positiva de Jamal Zougam como viajero del tren en el que ella viajaba aquel fatídico 11 de marzo de 2004.
Veamos en qué elementos basa El Mundo la impostura de La rumana que reconoció a Zougam: la testigo protegido J-70.
Vaya por delante que don Casimiro García-Abadillo y don Joaquín Manso (alguien no lo suficientemente notorio aún para tener una entrada en la Wikipedia, pero lo suficientemente espabilado para tener una cuenta en Twitter), reporteros o autores de esta investigación, afirman muchas cosas. Analizar cada una de ellas por separado sería un trabajo que no realizo por no aburrir al lector con consideraciones atómicas que nos dispersarían del principal propósito de este post y que es determinar si lo que estas personas afirman es relevante o no. Para ello dispondré las fuentes documentales que estos dos profesionales de la comunicación utilizan en su crónica en orden cronológico, algo que ellos no hacen.
Bien, sabemos que la testigo protegido J-70 (o como ellos dicen, La rumana que reconoció a Zougam , si el lector lo prefiere así) recibió una resolución resultante de una solicitud de la interesada (J-70) para obtener el reconocimiento que le pudiera corresponder como consecuencia del atentado terrorista perpetrado el 11 de marzo de 2004 en Madrid.

La resolución, reproducida por el periódico El Mundo fotográficamente, ocultando el nombre de la testigo J-70 y sin que resulte tampoco excesivamente inteligible su letra, afirma que la interesada no acredita el necesario nexo causal entre las lesiones alegadas y el atentado terrorista del 11 de marzo. Esto es correcto: la testigo alegó unas lesiones que pudieron haberse producido en el atentado, pero de la naturaleza de las mismas no se puede determinar que su causa sea el atentado. No renuncio a poner un ejemplo: si esta persona hubiese alegado una contusión en la cabeza, habiéndose ésta podido producir el día 11 de marzo de 2004 en la estación de Santa Eugenia, nada puede demostrar que haya sido así, lo cual no quiere decir, ni mucho menos, que la testigo mienta. La medicina forense ha avanzado mucho, pero no hasta el punto de distinguir los chichones provocados por terroristas de los producidos por un accidente doméstico.
A este respecto estos dos profesionales, o uno de ellos tal vez, incurre en una inexactitud: en el recorte que he pegado arriba se lee que un equipo de valoración de incapacidades que trabajaba para el Ministerio del Interior evaluó al testigo J-70. Bien, en el documento que El Mundo fotografía se dice que este equipo era el Equipo de Validación de Incapacitados de la Dirección Provincial del Instituto Nacional de la Seguridad Social en Madrid (con mayúsculas), que pertenece al INSS, no al Ministerio del Interior. Se trata de una inexactitud relevante: el Instituto Nacional de la Seguridad Social y el Ministerio del Interior son dos instituciones que tienen que ver la una con la otra por el hecho de ser oficiales, nada más. Además, este dictamen lo emitió este Equipo de Validación de Incapacitados no el día 27 de octubre, sino el 30 de septiembre de 2004, según consta en el documento reproducido, si bien no con mucha nitidez, por El Mundo.
En el segundo documento reproducido, con fecha de 24 de enero de 2005, se repite prácticamente lo mismo: la no existencia de lesión indemnizable ni la necesaria relación de causalidad con el hecho de naturaleza terrorista. Sin embargo aquí la situación de la testigo protegido J-70 ha cambiado con respecto al documento anterior del 27 de octubre. La clave de este cambio de situación aparece expresado en un párrafo de la crónica por el que sabemos que la testigo J-70 aportó lo que en principio debe ser una sólida prueba de que viajaba en esos trenes ese día a esa hora y que sufrió la violencia terrorista sin resultar muerta ni con una lesión lo suficientemente grave como para mostrar de manera inequívoca que esta mujer se encontraba allí. Esta prueba es una fotografía:

Las frases del tipo "los técnicos no la creían" y las expresiones "impostor" o "La rumana que reconoció a Zougam" sembrados convenientemente a lo largo de una crónica hace que un lector prensa apresurado, como solemos ser la mayoría, no reparemos en este párrafo situado casi al final de la página 4, ni en el hecho de que existe una foto en la que la testigo J-70 aparece fotografiada en el día de autos con otras víctimas en la estación de Santa Eugenia.
A estos dos profesionales de la comunicación no les quedó más remedio que citar esta foto y ningunearla en su desordenado discurso para apoyar la idea de la impostura de La rumana que reconoció a Zougam, que es la historia que quieren contar.
Yo no lo sé con certeza, pero puedo imaginar a la testigo protegido J-70 acudiendo al Equipo de Validación de Incapacitados de la Dirección Provincial del Instituto Nacional de la Seguridad Social en Madrid, que no puede determinar que sus lesiones procedan del atentado; puedo imaginarla desesperándose por no poder demostrar su presencia allí, a pesar de haber presenciado ese horror porque, en efecto, no conservando el billete de tren o no habiendo un documento gráfico, no se puede: sería una cuestión de fe creer simplemente en la palabra. Puedo imaginarla sabiendo que la casualidad en la adversidad la ha favorecido al existir un foto que muestra su imagen en esa mañana de marzo de 2004 en la estación de Santa Eugenia y pudiendo, por fin, probar que ella sí, estuvo allí.
Don Casimiro García-Abadillo y don Joaquín Manso sólo han mostrado el día 6 de diciembre de 2011 en el diario El Mundo cómo difamar a una mujer que estuvo presente en los atentados del día 11 de marzo de 2004 y que vio a un hombre llamado Jamal Zougam en un tren en la estación de Santa Eugenia. Es imposible de todo punto que ese día o los días posteriores J-70 supiese quién era aquella persona que había visto en aquel tren ni lo que había hecho. Esto explica que no lo pudiera identificar, como dicen estos dos profesionales, el día 17 de marzo de 2004, seis días después. Es algo tan sencillo como lo siguiente: la testigo protegido J-70 vio a una persona hace seis días, una persona desconocida para ella, que resultó tener relación con la autoría de los atentados ¿Cómo pretenden estos dos que la denuncie?
Todos los días muchos trabajadores nos desplazamos a nuestros trabajos en autobús o en tren. Allí coincidimos con muchas personas. Alguna de ellas podría ser pedófilo, exhibicionista, terrorista, maltratador, estafador, violador, proxeneta, traficante de armas y explosivos, en fin, cualquier condición criminal que se quiera ¿Tendríamos alguna posibilidad de reconocerlos motu proprio y denunciarlos a la policía como pretenden don Casimiro García-Abadillo y don Joaquín Manso que debiera haber hecho J-70 con Jamal Zougam?
Es evidente que no, pero ello no obsta para que ninguneen la justificación de J-70 ante su tardanza de 11 meses en identificarlo:

J-70 tenía miedo ¿Y quién no lo tendría? Son 191 delitos consumados de homicidio terrorista (...); 1857 en grado de tentativa (...), 4 delitos de estragos con fines terroristas (...); y un delito de integración en banda armada, organización o grupo terrorista (página 578 de la Sentencia número 65/2007 de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional). La gente que hizo esto demostró a qué estaba dispuesta para llevar a cabo sus fines. Entre todos los delitos consumados de homicidio terrorista por los que fue condenado Jamal Zougam la testigo protegido J-70 pudo ser uno más de esos 191.
A don Casimiro García-Abadillo y a don Joaquín Manso esto, como todo lo demás, les importa un pimiento.

P.D.
Confieso que esto resulta tedioso. Pero hay que reparar en que personas como don Casimiro, don Joaquín y otros de los nombrados en este blog tienen la habilidad de propalar ideas como que el testigo protegido J-70 es un impostor sin llegar a afirmarlo categóricamente. Luego, si alguien se lo cree, la responsabilidad de la subsiguiente difamación no se puede sustanciar porque, técnicamente, no lo afirmaron.


Claro que si se lee lo que el editorial que El Mundo publica al día siguiente acerca de la testigo protegido J-70 el día 7 de diciembre:




Podemos observar los jeribeques que ejecutan en este periódico para asociar la falsía y la impostura de quien le cupo la extraordinaria circunstancia de presenciar y sufrir el mayor atentado terrorista de la historia de España y de ver a uno de sus ejecutores.

jueves, 8 de diciembre de 2011

El día de la Inmaculada Concepción y los atentados del 11 de marzo de 2004.

El Mundo publica sus nuevas informaciones diariamente. Pongo en letra bastardilla "nuevas informaciones" porque nada garantiza que lo que publicó El Mundo los días 5, 6 y 7 de diciembre sea nuevo salvo el hecho de que, en efecto, hayan identificado entrevistado y/o investigado a los tres testigos protegidos (J-70, C-75 y R-10) que vieron a Jamal Zougam en la mañana del día 11 de marzo de 2004 en el tren número 21713, que salió de Alcalá a las 7:14 horas y explosionó a las 7:38 horas cuando estaba parado en el andén de la vía 1 de la estación de Santa Eugenia (Sentencia número 65/2007 de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, página 581) y que sepamos cosas como que el testigo R-10 vive en Rumanía, en la ciudad transilvana de Cluj-Napoca, según reza en la primera página de la edición impresa de El Mundo del día 5 de diciembre de 2011 y otro tipo de cosas que pueden ser más o menos interesantes, pero irrelevantes desde el punto de vista del esclarecimiento de los hechos. De momento lo único seguro es que El Mundo está publicando una gran cantidad de texto sobre éstos y de las personas que los presenciaron, otra cosa es que este texto revele nuevas informaciones.
Lo que hay que exigir a una información para que sea tal cosa es que sea nueva, es decir: que constituya algo cuyo conocimiento no se ha producido aún.
Esto solo (que la información sea un conocimiento nuevo), con ser esencial, no es suficiente. En un tema como este -los atentados del 24 de marzo de 2004- y en todos los temas que sean pertinentes, la información, el nuevo conocimiento revelado, tiene que ser relevante. Pondré un ejemplo: nos importaría sobre Jamal Zougam una información que demostrara que es inocente de los hechos por los que fue condenado; no nos importaría, por ejemplo, que si se  sometió a un tratamiento capilar para rizarse o alisarse el pelo en algún momento de su vida, a no ser que esto estuviese relacionado directamente con los hechos cuya autoría se le atribuyen.
De manera que el principal problema para un lector de prensa crítico aquí es llegar a saber si El Mundo nos suministra información en esta serie o reordena lo que ya sabemos de modo que induzca a pensar que existe otra historia diferente a la que se conoce sobre los hechos del 11 de marzo de 2004. Esto último, reordenar o disponer la información de distintos modos, constituye una de las fases esenciales en la elaboración de un discurso (la dispositio). Cualquier estudiante de Retórica sabe que ordenando adecuadamente las informaciones de un discurso se puede provocar en los lectores determinados efectos. Otro ejemplo es el de Rayuela, la novela de Cortázar, que ofrece una impagable muestra de lo que una mente creativa (y genial) puede hacer solamente alterando la disposición de los elementos. En el caso particular del periódico El Mundo en relación a la aparición de nuevas informaciones sobre los atentados del 11 de marzo de 2004 (no les llamo "11-M" porque no quiero reducir esa jornada a una breve fórmula alfanumérica similar a "MP3", que desnaturaliza, en mi opinión, los hechos) cualquier ejercicio retórico significaría manipulación. Siendo El Mundo un periódico se le supone que publica la información que consigue a medida que la va consiguiendo, y la disposición de la misma obedece al ABC del periodista bisoño: Qué, cómo, dónde, cuándo, y por qué. La retórica periodista debiera reducirse a esto.
Bien, vamos con este caso.
En primer lugar sepamos algo de Jamal Zougam. El Mundo publicó el día 19 de marzo de 2004, una semana después de los hechos, su nombre en una noticia que enlazo, corto y pego a continuación, con algunos subrayados:

Jamal Zougam fue investigado en España a instancias de Francia meses antes de los atentados. La foto de Zougam que publica El Mundo fue cedida por su familia. Se supone, por tanto, que El Mundo no la obtuvo de una fuente policial ni judicial. La noticia destaca bajo el titular, en la entradilla, que ha sido reconocido por un testigo que viajaba en uno de los trenes afectados.
Todo indica que este testigo es el que en la Sentencia número 65/2007 de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional aparece con el nombre de R-10. Sobre este testigo la sentencia, en su página 581, dice:


Sabemos por este párrafo de la sentencia que: 1) R-10 declaró ante la policía el día 16 de marzo; 2) reconoció fotográficamente al acusado; 3) en el Juzgado dijo que no había visto en los medios de comunicación la imagen de Jamal Zougam antes del reconocimiento; 4) vuelve a identificar a Jamal Zougam el día 26 de marzo de 2004 en rueda; 5) que lo identifica en realiza otro nuevo reconocimiento en rueda el 8 de marzo de 2006, dos años después.
Bien, formulo las siguientes preguntas:
La primera pregunta es ¿Cuántas veces identificó R-10 a Zougam según este párrafo? La respuesta correcta yo creo que es al menos tres, pero no descarto que hubiera alguna más.
La segunda pregunta es ¿La primera identificación tiene lugar el día 16 de marzo? Sólo se puede responder o no. Lean y respondan ustedes. Yo no tengo la certeza; sólo se puede tener si se tuviese acceso a los folios 1656 y siguientes a los que hace referencia el párrafo.
La tercera pregunta es ¿El testigo R-10 vio la imagen fotográfica del Zougam el día 16 de marzo? El párrafo nada dice al respecto: dice que R-10 estuvo el 16 declarando ante la policía, pero no dice la fecha en la que declaró en el juzgado no haber visto en los medios de comunicación la imagen de Jamal Zougam.
La cuarta pregunta es ¿La identificación que el testigo hace en rueda el día 26 de marzo de 2004 es la primera? La respuesta es no, puesto que dice lo vuelve a identificar.
Bien, según este pequeño meta-interrogatorio textual, las conclusiones a las que llego son las siguientes. Se reflejan claramente tres identificaciones de Zougam por el testigo R-10: una el día 26 de marzo de 2004, otra el 8 de marzo de 2006 y la otra, la primera, en una fecha que podría ser el 16 de marzo, pero que no está lo suficientemente claro en el texto, por lo que necesitaríamos comprobarlo en el sumario. Podemos afirmar también que el testigo R-10 declaró en el juzgado que no vio la imagen de Zougam en los medios de comunicación. Esto no descarta que hubiera visto fotografías de Zougam hasta ese momento. El párrafo, de hecho, dice que reconoció fotográficamente al procesado, lo que refuerza que ya había visto su imagen fotográfica según la sentencia.
Para aclarar este extremo necesitamos conocer el sumario, los mentados folios 1656 y siguientes, para ver si dicen algo sobre la fecha en que R-10 reconoció fotográficamente a Zougam.
El análisis de este párrafo es esencial para aquilatar la base de las afirmaciones de el diario El Mundo del día 5 de diciembre de 2011.


El Mundo parece atenerse literalmente a lo que dice la sentencia y entrecomilla la frase que he señalado en rojo. Aunque no coincida literalmente con lo que dice la sentencia en el folio 581, parece que es fiel al sentido de lo que en él se dice literalmente: declaró ante la policía el 16 de marzo de 2004, sólo cinco días después de los atentados, y reconoció fotográficamente al procesado -f. 1656 y ss.
Pero en un documento judicial como este, las digresiones que omite El Mundo nos refieren a que en caso de duda se consulta el sumario. A este respecto El Mundo parece que hace lo propio, puesto que sale a colación una acta de reconocimiento fotográfico que aparece en el sumario, probablemente en los mentados folios 1656 y siguientes. Ese documento está fechado el día 16 de marzo y confirmaría que el testigo R-10 identificó fotográficamente a Zougam en esa fecha, según la sentencia. Es lo que señalo en color negro.
Esto fue obtenido en una entrevista a R-10:



Todo parece indicar que el día 16 de marzo de 2004 R-10 no vio fotografías de Zougam. Según sus palabras, las vio dos semanas después. La primera vez que vio su imagen fotográfica fue el día 26 de marzo, según sus palabras, cuando fue a despedir a su esposa al aeropuerto.
Lo que parece claro es que alguien no redactó bien el párrafo que citamos arriba.
Lo que está fuera de duda es que R-10 reconoció fotográficamente a Zougam en algún momento.
Todo el problema estriba aquí en la fecha que reza en esa acta de identificación fotográfica que los periodistas de El Mundo exhibieron ante R-10.
Hay que decir, además, que R-10 reconoció a Zougam dos veces más en ruedas de reconocimiento.
Y una última pregunta ¿Todo esto es relevante?
Hay quién opina que sí lo es, hasta el punto de poner en duda la culpabilidad de Zuogam:




Pero lo cierto es que nada desmiente categóricamente su culpabilidad. Pruebas hay en el sumario con reflejo en la sentencia. El propio testigo R-10 lo identificó en tres ocasiones, dos de ellas en rueda de reconocimiento, la última dos años después de los hechos, en una rueda con personas de raza árabe. Que una redacción apresurada de un párrafo o esa dichosa acta de identificación fechada el día 16 de marzo de 2004 confirmen esta mala redacción no afecta en absoluto a la credibilidad del testigo ni invalida las otras pruebas.


Además, siendo esa acta de identificación fotográfica la prueba de la mala redacción de la sentencia y habiendo sido desmentida in praesentia del testigo R-10 ¿Cómo es que El Mundo no hace una reproducción reprográfica y la publica?

En definitiva: lo único que ha demostrado esta  investigación de El Mundo el día 5 de diciembre de 2011 es que la identificación fotográfica de Zougam, realizada por el testigo R-10, que pudo haber sido realizada el día 16 de marzo de 2004, no fue realizada, probablemente, el día 16 de  marzo de 2004, como así lo afirma el testigo R-10. 
Nada más.


Pero, a parte de lo respecta al sueño de la razón, el motivo de todo este análisis viene dado por algunos antecedentes como este que enlazo, recorto y pego:






Cualquiera podrá comprender que cualquier información que publica El Mundo sobre los atentados del día 11 de marzo de 2004 resulta dudosa a la vista de esto.



P.D.
Falta la parte política. Aquí tienen una muestra en Europa Press para añadir a las del post anterior junto con el recorte.