viernes, 2 de diciembre de 2011

Sanidad universal, sospechas y segregación (2).

Ayer glosaba una entrevista a la titular de sanidad de la Xunta de Galicia. Sus declaraciones ofrecen materia para la exégesis porque el tono (que no el sentido) de lo declarado contrasta con las noticias alarmantes que salen en el periódico, como por ejemplo esta noticia de El País:


Pero las cosas como son. A doña Pilar Farjas le corresponde lo que ocurra en Galicia, no lo que ocurra en Baleares. Sin embargo, los elementos que se desprenden de lo reseñado en el post de ayer están relacionados con los hechos que recoge el País.
En Galicia la prevención del fraude en la sanidad, según explicaba doña Pilar Farjas, es lo que provoca que algunas personas tengan que asumir la cuantía de las prestaciones sanitarias que necesitan mediante la firma de un compromiso de pago.
Pero, ¿quiénes hacen un uso fraudulento de la sanidad? La propia doña Pilar Farjas lo explicaba en aquella entrevista:


Tres son los tipos de fraude que se pretende evitar y que, según lo que podemos entender, son: que [1] alguien utilice el sistema público de salud cuando ha elegido una prestación privada (¿Sería fraude, pues, que alguien que se encuentra acogido al régimen general de la Seguridad Social tenga contratado un seguro privado pagado de su bolsillo y acuda, al mismo tiempo, al servicio a la consulta del médico de cabecera de su centro de salud?); que [2] alguien use una receta de pasivos (una receta para pensionistas, que subviene la totalidad del coste de los medicamentos) cuando no tiene derecho a ello, es decir: cuando no es pensionista; y que [3] alguien sea extranjero (y -suponemos- pretenda usar el sistema sanitario como si no lo fuera).
Según el razonamiento de doña Pilar Farjas la asunción de la asistencia, o en otras palabras, la obligación de pagar la asistencia, evita esos tres tipos de fraudes. Cuando se le pide un ejemplo la conselleira nos habla de un extranjero que vino en un avión privado, se empadronó, se declaró persona sin recursos y se presentó en urgencias para solicitar un trasplante.
Bien. Si consideramos el comportamiento de este extranjero ¿dónde encontraríamos el fraude? Nada de lo relatado a propósito de él por doña Pilar Farjas es en sí ilegal o punible salvo que supongamos que el avión privado sea suyo y, por ende, sí disponga de recursos suficientes para pagarse algunas cosas, cosa que haría fraudulenta su declaración como persona sin recursos, pero no su acceso al sistema nacional de salud. Por lo demás, el empadronamiento, su acceso al servicio de urgencias y su insólita solicitud de trasplante no son hechos constitutivos de fraude en sí mismos en modo alguno: cualquiera puede empadronarse, incluso un extranjero (no sabemos si el extranjero de doña Pilar Farjas es comunitario o no), cualquiera puede caer enfermo y cualquiera puede acudir a un hospital. La solicitud de trasplante debe de tratarse de uno de los síntomas que debió presentar este extranjero, sin duda ignorante de que un trasplante es una decisión facultativa, una decisión de médicos y no de pacientes, y a la que se llega tras innumerables pruebas y tras alcanzar un diagnóstico preciso, algo imposible de hacer en un servicio de urgencias. Lo más probable, dado el comportamiento que describe doña Pilar Farjas en su sucinta narración, es que este extranjero precisara presentara una especie de síndrome confusional o algún trastorno de orden psiquiátrico: coger un avión privado, presentarse en otro país, empadronarse en él, acudir a un servicio de urgencias médicas y pedir que le hagan un trasplante son acciones no muy coherentes si se las toma en conjunto.  
Pero hay que ser justo. A doña Pilar Farjas no le le corresponde lidiar con lo que ocurre en Baleares. 
Volviendo al caso de la la noticia de El País, que cita el caso de alguien que no tiene un comportamiento disperso como el extranjero de doña Pilar Farjas, podemos suponer que esta persona que ha agotado su prestación por desempleo, aquejada de una enfermedad crónica que precisa de revisiones periódicas y de un oneroso tratamiento se verá sin tarjeta sanitaria por motivos parecidos a los que se encuentran en idéntica situación en Galicia.


Y si los motivos en Baleares son los mismos que enuncia doña Pilar Farjas habrá que concluir que lo que ocurre con esta persona es lo mismo que con los gallegos: se les considera sospechosos de fraude a la sanidad pública.
A ver si alguien lo desmiente.

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