sábado, 25 de febrero de 2012

Un vídeo en Twitter (y otro al final).

El que piense que yo he exagerado un poco al afirmar en mi post de ayer que si 140 caracteres bien pueden disimular el analfabetismo funcional o el irracionalismo del pensamiento, podrá decirme que 140 tampoco dan para mucho más que para decir muchas más cosas de las analizábamos ayer a propósito de sendas intervenciones de Miguel Ángel Rodríguez y Federico Quevedo sobre la reforma laboral del Gobierno. Una cosa y la otra son ciertas: 140 caracteres son demasiado poco para cometer faltas de ortografía, falta de coherencia, fallos de cohesión y todos los disparates que haya habido y que quepa imaginarse. Asimismo, 140 caracteres tampoco permiten enunciar nada más y nada menos que lo que quepa dentro de esos 140 caracteres. Sin embargo Twitter facilita a sus usuarios la posibilidad de insertar enlaces o links, como dicen los entendidos, e incrustar fotos o vídeos que pueden verse sin salirse de la página de Twitter.
Miguel Ángel Rodríguez y Federico Quevedo en los tweets que analizábamos ayer (si quieren leer ese análisis, aquí se lo enlazo) podrían haber enlazado directamente el decreto del Boletín Oficial del Estado en el que se publicó la reforma laboral (si quieren consultarlo, aquí se lo enlazo) y así reforzar las aseveraciones que hacían en sus tweets (si quieren leerlas aquí se las enlazo: la de Miguel Ángel Rodríguez y la de Federico Quevedo). Si no lo hicieron fue por dos razones no excluyentes: 1) porque nada de lo que decían no reforzaba nada de lo que decía el decreto excepto en lo referente a su mera existencia; 2) porque maldita la falta que hacía que lo hicieran.
Pero ocurre a veces que un tuitero o tuitera (a saber: persona usuaria de Twitter) asevera algo que quiere reforzar con la necesaria remisión a la fuente, y así superar la limitación de los 140 caracteres que tantas cosas oculta al tiempo que tantas revela. Así, un vídeo como este (invito al amable lector o lectora a que lo vea):





Fue la fuente usada por Pilar García de la Granja en esta aseveración suya, de la que no hay duda de que es autora:


Es así cómo este vídeo ilustra la profundidad conceptual de estas madres-coraje. A la vista del vídeo y a la vista del tweet salta a la vista (repito) que profundidad conceptual es una ironía, e ironía puede ser, según la Real Academia Española,  burla, tono burlón o/y lo contrario de lo que se afirma. Es obvio -es decir: salta a la vista- que Pilar García de la Granja pretende calificar a estas madres con un remoquete cuyo sentido es diametralmente contrario a aquello que da a entender la expresión profundidad intelectual. Aquí se hace evidente -es decir: es obvio y salta a la vista- que todo lo relacionado con las dotes intelectuales es incompatible, en opinión de Pilar García de la Granja, con estas madres, que están irremisiblemente abocadas a la más absoluta ignorancia.
Arriba quedan el tweet y el vídeo para verificar si ello tiene algún fundamento.
Pilar García de la Granja es muchas cosas, pero declara en primer lugar ser madre cuando se presenta en su cuenta de Twitter:


Sorprende a un servidor que Pilar García de la Granja tenga este concepto de unas mujeres que ostentan la condición de madre, al igual que ella. Tal vez la sorpresa pueda un servidor mitigarla si considerase que en la mentada presentación aproximadamente un 50% del texto lo dedica a mostrar sus defectos y limitaciones, a saber: negada para lo tecnológico y sin intención de superarlo. A esto hay que añadir que su debilidad (advierta el amable lector que olvida, ignora o no le importa que en castellano sea obligatorio abrir y cerrar el signo de interrogación: "¿...?") es la economía. Habrá quien entienda, y con razón, que lo que quiere decir es que es económicamente débil, pero, dadas la pericia verbal demostrada hasta ahora y la idiosincrasia de Pilar García de la Granja, lo más probable es que esa debilidad esté relacionada más con otros aspectos para los que es oportuno mencionar este reciente tweet, también suyo:


Yendo al asunto que nos ocupa, las consideraciones que Pilar García de la Granja dedica a las mujeres del vídeo habrán de analizarse teniendo en cuenta una tendencia suya que consistirá bien en hacer de sus propios defectos y limitaciones un signo de distinción bien en pensar que sus propios defectos y limitaciones están presentes en todas las madres a excepción, claro, de la condición de ser periodista, liberal y directora del Telediario 1 de Intereconomía, que no es atribuible a nadie más que a ella, independientemente de que esto sea o no un defecto o una limitación.
Para finalizar este post tal vez debiera yo considerar cómo interroga la reportera televisiva de Intereconomía al alumno y a las madres, pero es evidente cómo lo hace, salta la vista y es obvio, aunque para esto precisamente tenía reservado este otro vídeo de la misma reportera, que cuya profesionalidad estriba únicamente en callar cuando la entrevistada habla, que no es poca cosa.






Este ha sido un ejemplo de cómo un tuitero o tuitera puede remitirse a una fuente, independientemente de que ésta confirme, desmienta o no tenga nada que ver con lo que se afirma.

viernes, 24 de febrero de 2012

De Twitter y sus cosas.

Twitter es un invento bastante adictivo.
Se basa en el microblogging, que viene a ser algo así como la posibilidad de publicar notas breves y ofrecerlas a quien las quiera leer según quien sea el que las escriba. Quienes quieran leer a ese quien serán sus seguidores o followers, como dicen los entendidos, y este quien, a su vez, podrá seguir a otros. La limitación de esas notas, llamadas tweets, garantiza la absoluta reserva respecto a todo lo que sea analfabetismo funcional, irracionalismo, demencia, apatía, ignorancia o cualquier otra tara de la que pueda verse afectado el intelecto de quienes los escriben. Los 140 caracteres, entre los que se incluyen los espacios entre las palabras, convierten al tweet en algo parecido al sms, es decir: un terreno libre para cuanta cabriola lingüística o aberración dialéctica pueda concebirse, al tiempo que limita ostensiblemente la ilimitada capacidad del ser humano para vulnerar la lógica y los hechos empíricos.
Como leer tweets, escribir tweets, retwittear tweets y responder tweets no requiere demasiados conocimientos puede ser que aquél que adquiera cierta habilidad para realizar todas estas funciones acabe por creer que al ejercitarlas obtenga más que leyendo un periódico o un libro. Y ello es posible si sus expectativas no van más allá de leer tweets, escribir tweets, retwittear tweets y responder tweets.
Pero no es esto, que es el fundamento de Twitter, lo que hace de esta red social una de las de mayor éxito ahora, sino el hecho de ofrecer a cualquiera la posibilidad de poder dirigirse a personas famosas. Pocos entre los famosos se resisten a este compuesto de átomos de 140 caracteres. Y cada vez menos entre los no famosos desechan la ocasión de dirigirse a quienes quiera dirigirse por filia o por fobia.
Un servidor tampoco se ha resistido, y ha escrito alguna cosa en esta bitácora citando expresamente tweets de personalidades tan egregias como Herman Tertsch, Pedro J. Ramírez, Federico Quevedo y otros.
Dadas estas cosas, inauguraré una etiqueta en este blog que se llamará Escaramuzas tuiteras. Mi propósito es reflexionar sobre esto del microblogging. Siendo la brevedad la condición y esa presunta accesibilidad el gancho de su éxito puede que Twitter ofrezca la oportunidad de poder observar el pensamiento radiografiado de los periodistas, que son los que nos informan y los que crean opinión, esto último mientras se lo permitan los que no expresan la suya.
Pondré un ejemplo de pensamiento radiografiado. Tomemos este tweet del inefable Federico Quevedo:




Los dos se refieren a la reforma laboral del Gobierno, cuyo decreto enlazo para que no haya equívocos.
Dos personas diferentes, cada uno de su padre y de su madre respectivos, y, por favor, entiéndase esto último literalmente. Ambos, sin embargo, encuadrables en un mismo sector ideológico, social, político... Quiero decir, que muy probablemente votan al mismo partido. Los dos, ambos, cada uno con su ordenador y su intelecto, coinciden en mostrar un aspecto de la reforma laboral que no encontraremos en el decreto, en ninguno de sus 25 artículos ni en sus 15 disposiciones finales, ni mucho menos en su extensa introducción.
Ambos, los dos, defienden el decreto de reforma laboral empleando los 140 caracteres de celebridad que les proporciona Twitter en esbozar el pasado funesto que esta reforma vendrá a corregir: el hiperproteccionismo heredado del franquismo y la modernización de las estructuras más viejas y más intocables de nuestro país. No sabemos si estos dos individuos se han leído el decreto, que vuelvo a enlazar aquí (pinchen, si quieren). Probablemente alguien les habrá dicho de qué iba, quizá no sepan ni papa de sus consecuencias o puede que ni siquiera les importe: Twitter les da 140 caracteres para decir algo sobre ello. Todo lo demás se les supone, como el valor a los reclutas.
Como Miguel Ángel Rodríguez anunciaba que esta reforma supondría la modernización de las estructuras más viejas y más intocables de nuestro país un servidor le respondió con el siguiente tweet:


No me respondió. Twitter brinda la posibilidad de poder dirigirse a... Pero no garantiza la de ser respondido por...
Pero bueno, la cuestión es que uno y otro tampoco podrían haber dicho mucho más si se hubiesen referido al decreto: 140 caracteres no dan para demostrar haberlo leído ni demostrar que saben de qué están hablando. Con estos ejemplos, por lo de pronto, alumbran afirmaciones predictivas (de futuro) amparándose en un pretérito (pasado) ominoso (malo). Para ello dicen qué había antes del decreto: Quevedo se refiere a una suerte de hiperproteccionismo heredado del franquismo cuya existencia real es más que dudosa al tiempo que difícil de determinar. El sentido literal de esta expresión tiene poco que ver con la más reciente historia de la regulación laboral y mucho con el mundo de la connotación: proteccionismo es algo maldito para los neo-liberales y si es hiper pues será más maldito. Si le añadimos la cualidad franquista veremos el esfuerzo de Quevedo por cuajar una expresión que designe a algo esencialmente malo, perverso, ominoso (repito), patógeno y nocivo. Que esto haya existido antes del decreto es tan irrelevante como imposible determinar qué es eso del hiperproteccionismo heredado del franquismo, si es algo abarcable en los límites de una definición o si es un conjunto de características constatables históricamente porque, no hay que olvidarlo, lo que sea que es eso del hiperproteccionismo heredado del franquismo será, según palabras de Quevedo, historia.
En cuanto a la aportación de Miguel Ángel Rodríguez lo único que puede centrar al sesudo analista de tweets es su mención a la reforma sindical, pero siendo los sindicatos algo no viejo ni mucho menos intocable, como él dice que son esas estructuras a las que el decreto traerá esa modernización tan necesaria (todos saben que los sindicatos fueron perseguidos y sus miembros encarcelados durante la Dictadura) pareciera que Rodríguez hablara de la Mesta o de la Iglesia.
A ambos parece que el pasado les trae al fresco, y a quienes le saludan alborozadamente estos tweets también.
En fin, esto es Twitter. 

lunes, 20 de febrero de 2012

Reforma laboral: el trabajo como bien y el día de hoy.

Hoy es lunes 20 de febrero de 2012. Ayer domingo se produjeron manifestaciones en las principales ciudades españolas en contra de la reforma laboral. Esta reforma alcanza a todos, a quienes trabajan, a quienes no, a quienes aspiran a un trabajo, a quienes no puedan trabajar por estar incapacitados temporalmente por alguna afección.
El propósito de la reforma es el de crear las condiciones para que haya empleo. Siendo éste hoy por hoy escaso o inexistente lo exacto sería decir que esta reforma propicia la creación de un determinado tipo de empleo que antes de la reforma no existía porque no era posible. El empleo es la consecuencia de una transacción entre un trabajador y un empleador; éste paga a aquél una tasa por un trabajo que no sabe hacer, que no tiene tiempo de hacer o que simplemente no quiere hacer, pero necesita que lo haga.
La reforma, en términos generales, ha abaratado el bien que es objeto de esa transacción: el trabajo. Ha rebajado su tasa depreciando las condiciones en que este va a ser realizado: todo un signo de estos tiempos.
La devaluación del trabajo como bien es una aberración que parte de la idea de considerar que el trabajo es un bien como otro cualquiera, de modo que si hay un exceso de ese bien es lógico que su tasa baje en el mercado. Pero ni el trabajo es objeto de mercado ni todo el trabajo es igual ni las remuneraciones laborales se ajustan a un precio de demanda, sin contar su característica fundamental: que no es mensurable en términos de mercancía: por mucho que una hora de trabajo valga un dinero en lugares como un taller de coches o una oficina pública lo cierto es que ese valor no es el resultado de un sistema de precios en un mercado, donde la demanda y la oferta acaban equilibrándose. Si se cobra la reparación de un coche según las horas que se hayan dedicado a subsanarla a un determinado valor por hora ese valor es una entelequia determinada por criterios no de mercado y que alguien ha decidido. Ese alguien podrá cambiarlos a su antojo o invocando razones de estado. Esta reforma se ha hecho invocando razones de estado.
En el valor del trabajo inciden también las condiciones. En el caso concreto de esta reforma laboral como en otras que ha habido la devaluación del trabajo ha sido efectuada con criterios no de mercado, sino de otra índole. Estos criterios son presentados por sus autores de manera vaga, sin explicarlos, con un razonamiento sesgado en el que menudean afirmaciones como que es necesarios para calmar los mercados o porque nos son exigidos por razones de competitividad.
En fin, sea como fuere hoy es lunes 20 de marzo y así presentan el resultado de la jornada de ayer tres importantes periódicos: El País, ABC y El Mundo. Helas aquí:




Las tres invitan a la reflexión.
Cualquiera puede ver qué de los tres sólo El País se ha hecho eco de la reacción de las personas afectadas por la reforma, que decidieron pasar parte del domingo en la Puerta del Sol para expresar su protesta. Los otros se centran en la otra parte, en los autores de la reforma. El autor principal pronuncia los adjetivos justa, buena, necesaria que no explican el contenido, pero que pretenden justificar su existencia. Hay que preguntar por qué es cada una de esas cosas con arreglo a los términos de la reforma laboral, es decir: por qué es justo, bueno y necesario devaluar el trabajo en este momento, que es el efecto general de la reforma en su conjunto, y hay que detallar a continuación por qué él trabajador percibe menos por ser despedido, por qué no es remunerado con el 100% de su salario los días que cae enfermo, por qué el empleador puede bajar su sueldo, etc. Eso es exigible. Es obligación del Gobierno responder y deben ser preguntados.
La portada de El Mundo no añade ni quita nada más que la propia proyección que los responsables de El Mundo tienen de la realidad cotidiana. Cada individuo reaccionará según su idiosincrasia ante la idea expresada en el titular: se acomoda a cualquier criterio. La actualidad como realidad blanda y moldeable que propicie una venta mayor.

martes, 14 de febrero de 2012

Déficit público, reforma laboral y rescate (llámesele "intervención")

Hoy cotejaré esta noticia publicada hoy en el diario El País: Bruselas sospecha que el Gobierno español infló los datos del déficit.


Con los siguientes recortes de prensa que relatan declaraciones hechas en su día por el Presidente de la Xunta de Galicia don Alberto Núñez Feijoo.





Añadiré a propósito de la reciente reforma laboral la visión del economista don Juan Laborda expresada en su blog con el título: Política económica de Rajoy: España será intervenida. El título afirma la idea que se justifica en el texto a la luz de la ciencia económica y de la experiencia vivida, a la luz de lo ocurrido -crisis que ha habido hasta ahora- y no de lo que está por venir -la satisfacción de los mercados ante las reformas emprendidas. Esto último es una quimera evanescente, aquello es lo que sabemos y sobre lo que nos podemos basar para columbrar lo que puede venir, con todas las reservas que el ser humano tiene para prever el futuro más allá de los ciclos naturales, las estaciones del año o los fenómenos físicos.


Ahora supongamos que las sospechas de Bruselas son ciertas y el Gobierno ha inflado las cifras del déficit público. Supongamos asimismo que las consideraciones que sobre la reforma laboral hace don Juan Laborda son ciertas.

La pregunta viene sola ¿Tiene el actual Gobierno el objetivo de que provocar que la economía española sea intervenida?


Una cosa (inflar las cifras del déficit público y propalar la noticia empleando como altavoces a sus más destacados mandatarios, v.gr. don Alberto Núñez Feijoo) y la otra (una reforma laboral que complicaría la salida de la recesión) parecen sugerir una respuesta afirmativa. Si unimos a esto el hecho incuestionable de que tal objetivo (provocar que la economía española sea intervenida) es públicamente inconfesable e inasumible por nadie, cualquiera que sea el sesgo ideológico que tenga, se evidencia que sólo a través de actuaciones concretas del Gobierno como estas dos se puede confirmar o desechar esta presunta intención de los Populares.

En cualquier caso estamos planteando la cuestión de si el Gobierno está favoreciendo con sus actos una intervención de la economía española. Es algo que debería aclarar, no con una declaración pública, sino con actuaciones que dirijan a la economía española a alejarse de ese escenario.


Sólo queda esperar a ver qué hacen ahora.