miércoles, 16 de noviembre de 2011

Dos primeras páginas de sendos diarios nacionales

En el día de hoy se han producido estos dos titulares como cabecera de dos diarios de tirada nacional. Helos aquí:

Para el lector inteligente, o para aquel que intenta serlo (no para los que leen siempre el mismo diario, a los mismos columnistas y se contentan con repetir como papagayos en la cafetería o en la sobremesa las consignas que esos diarios y esos columnistas repiten para ganarse el sueldo) estos dos titulares ofrecen una magnífica imagen tomada del natural sobre las actitudes que la prensa presenta ante los hechos y que se transmite a los lectores que acuden diariamente al quiosco a comprar su periódico. La prensa española en general, con contadas excepciones, transmite actitudes y estas son las que crean las palabras y, por ende, dicen qué es relevante y qué no lo es.
A simple vista podría decirse, por ejemplo, que el titular del diario El País muestra el problema y que el de El Mundo muestra la solución. Sí, resultaría coherente, verosímil, fácil de comprender y, además, molaría. Pero quien se conformase con esta visión viviría en una Arcadia, conduciendo su ganado por un verde prado de sobra lleno y tendría una visión bucólica de la actualidad diaria, es decir: sería alguien que compondría églogas con la crisis europea de deuda soberana, los mercados y países con riesgo de entrar en la bancarrota. Un paisaje idealizado, porque estos elementos no significarían para este alguien otra cosa más que ideas livianas y evanescentes.
También se podría comentar el pesimismo del primero (El País) y el optimismo del segundo (El Mundo), y edificar críticas y ensalzamientos sobre una y otra actitud. Podría decirse, por ejemplo, que El País, al manifestar que España no es el único país en sufrir los rigores de la especulación con deuda soberana en el mercado secundario, lo que hace es esparcir el pesimismo por doquier, y que esa actitud no ayuda a enfrentarse a esta situación de una manera positiva. A mal tiempo buena cara, es oportuno, si se sigue esta línea de reflexión, echar mano del refranero, que siempre ofrece una solución para las situaciones más apremiantes, tales como, por ejemplo, una contienda civil, un crack bursátil o una hambruna. Continuaríamos, así, en esa bucólica Arcadia, en el mundo de las ideas del Platón o en Babia.
Asimismo, el segundo titular (El Mundo), nos ofrece la salida a la situación. Ésta está encarnada en un hombre que posee la llave de la situación, y si la crisis actual es, como se sabe en todo el mundo, una crisis de confianza, encontraremos la solución en confiar en aquel que sabe cómo neutralizarla y, además, dice que lo hará, comprometiendo su palabra en ello. 
Así podríamos continuar ad infinitum. Es lo que hay cuando lo que se maneja es actitud, actitud y sólo actitud. Es el ejercicio que suelen practicar en las tertulias radiofónicas, televisivas y en Twitter, la red de moda, cuyo éxito estriba principalmente en que no hay que escribir demasiado: 140 caracteres. Es como una tertulia de estas, pero por escrito, pero aceptando el hecho de que en 140 caracteres se puede resumir el mundo si se es lo suficientemente agudo.
Pero vayamos a lo realmente importante: la información.
En El País se constata un hecho: la crisis de deuda soberana, aquella que sólo golpeaba a los PIGS, que golpeó a Italia, haciendo  pasar a los PIGS (Portugal, Ireland, Grece and Spain) a PIIGS (Portugal, Ireland, Italy, Grece and Spain), ahora golpea nada menos que a 12 de los 17 países de la eurozona. No sabemos ahora a qué animal mitológico habría que encomendar a este grupo de países. En cualquier caso, esto quiere decir, siempre según el diario El País (mantengamos una más que necesaria y pulcra equidistancia), que esta crisis no es española exclusivamente. La crisis al menos es europea y, por lo que dicen los que entienden de estas cosas, internacional.
En El Mundo un señor, candidato a la presidencia del gobierno en España, se compromete a solucionar el problema de España respecto al asedio. Se supone que esta licencia retórica, el asedio, es una manera de nombrar a la crisis de deuda soberana, aunque también puede ser un subterfugio para no nombrarla directamente porque lo que propone el Sr. Rajoy es una solución para España en un contexto europeo y global. Las soluciones del Sr. Rajoy serán españolas, no europeas, y un hecho difícil de refutar es que la crisis es internacional o, como poco, europea, y en eso tendrá más mano la Sra. Merkel o el Sr. Sarkozy, cuyo país, por cierto, sufre también los rigores de la especulación con deuda soberana.
Saquemos conclusiones ahora, o ahondemos en la diferencia de actitud. Un titular y otro tienen consecuencias en las vidas de los españoles; uno es una crisis declarada, otro la solución a la misma, propuesta por alguien que, aunque con una encomiable intención, no se expresa de una manera muy precisa.
Y el contenido de ambos parece inminente: crisis y solucionador.

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