Que el Gobierno incluya en la designación LOMCE
(la Ley Orgánica de Mejora de la Calidad
Educativa) la especificación "de
Mejora de la Calidad Educativa" declara explícitamente que su
propósito es hacer buena una situación que no lo es suficientemente. El
éxito o el fracaso de esta ley orgánica, su relevancia o su inanidad, dependerá
de que la mejora se produzca de manera tangible y empírica. Consecuentemente
con esto, si su aplicación deviene en una no mejora, es decir: en una situación
similar a la que había antes de su aplicación, la LOMCE habrá fracasado.
Si se diera un caso diferente y sus consecuencias fueran más allá, hacia un
empeoramiento de la situación, la LOMCE habrá sido una catástrofe.
Pese a ser obvio todo esto, no deja de
sintetizar lo relevante: la triple posibilidad de lo que serán sus
consecuencias: que mejore la calidad (éxito), que no la mejore (fracaso)
o que la empeore (catástrofe). El riesgo de que la nueva ley de educación acabe
en fracaso o en catástrofe incide directamente en realidades que se presuponen
en los artífices de la LOMCE: su responsabilidad, uno de cuyos
exponentes es el hecho de que sean conscientes de esta triple posibilidad y,
por tanto, asuman sus riesgos y arrostren sus consecuencias.
Y es que la responsabilidad se le supone al
legislador, lo mismo que el valor a los reclutas. Legislar sin responsabilidad
es una idea aberrante en una democracia.
La Tercera de ABC del jueves 10 de eneroXavier Pericay fue sobre la LOMCE. En él el autor yuxtapone la idea de la
responsabilidad al Gobierno[1]
y a otros los elementos que, pese a ser insoslayables en una ley de educación,
no constituyen un marco global del proyecto de ley. Esto es imposible pues como
el propio autor afirma al principio:
<<(...)
todo apunta a que esta nueva ley educativa es una suerte de «work in progress»,
con un anteproyecto que, lejos de presentarse como un texto casi definitivo,
sólo sujeto a pequeños retoques, se asemeja[2]
muchísimo a un documento de trabajo abierto a cuantas aportaciones deseen hacer
los miembros de eso que se ha venido en llamar «la comunidad educativa». >>
Aparte del Gobierno, los elementos que
Xavier Pericay yuxtapone a la idea de la
responsabilidad son el
estudio[3],
una particular relación entre materias instrumentales y gratificantes de la que
emana -según el autor- el valor de la responsabilidad[4],
la separación de asignaturas troncales y asignaturas específicas[5],
los centros docentes y los profesionales[6]
que trabajan en ellos. Finalmente, pondera la responsabilidad en la LOMCE
que pone de manifiesto que no todas las responsabilidades son iguales.
<<La
LOMCE, claro, es mucho más que ESE ejercicio de RESPONSABILIDAD.>>
En cuanto a "ESE ejercicio de
RESPONSABILIDAD" ("ESE") no es el asunto de este post. Lo
será de otro. Hoy lo es el hecho de que la responsabilidad al legislador se le supone
y que el legislador irresponsable es una aberración en una democracia. Es
inane asociar responsabilidad a elementos a los que se les supone (el
Gobierno, los proyectos de ley que promueven, los profesionales de la
educación, los alumnos) a no ser que sea con el propósito de advertir a
alguien de que no son responsables, y eso es en efecto el propósito
de Xavier Pericay en este artículo, pero no en lo que se refiere al Gobierno ni
a la ley, evidentemente.
Por otra parte, que a la LOMCE, al Gobierno
o a quienquiera que sea se les suponga responsabilidad no implica que la
responsabilidad les sea intrínseca. La LOMCE, el Gobierno, los
profesionales de la educación y los alumnos pueden no ser responsables, o serlo;
habrá de todo: gobernantes como Nerón y leyes como la de Responsabilidades
Políticas de 1939. Nada conjura el riesgo de que la LOMCE resulte ser una ley
irresponsable. Así pues, cualquier pretensión de presentarla como un ejercicio
de responsabilidad es una falsedad. No sólo porque la responsabilidad
no es intrínseca a la ley, sino porque a día de hoy no consta que sea un éxito,
un fracaso o una catástrofe: la LOMCE no está vigente y no sabremos nada de su
acierto o desacierto hasta pasados unos años de su implantación.
Por lo tanto, la afirmación:
<<(...)
la RESPONSABILIDAD es,
insisto, el factor clave de la nueva ley.>>
No aporta más información que el deseo de
quien la elabora de que así sea. Es una entelequia. Se puede presuponer, pero
es imposible de demostrar.
Estas consideraciones hacen del artículo de
Xavier Pericay una pieza de periodismo
laudatorio o de exaltación, dedicada a un proyecto de ley inconcluso, abierto y,
probablemente, todavía sujeto a variaciones significativas.
Esto es algo que no merecería mayor
atención de no ser porque esta exaltación de un esbozo legislativo se apoya,
aparte de en lo ya dicho sobre la responsabilidad, en su convicción
expresa de que:
<<(...) sigue
habiendo en la enseñanza pública no pocos maestros y profesores dotados de una
indolencia colosal, cuyo único objetivo es alcanzar la jubilación y, si puede
ser anticipada, mejor.>>
Pero esto se verá en otra ocasión.
[1] <<A
mi modo de ver, la Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE)
constituye (...) UN EJERCICIO DE
RESPONSABILIDAD del Gobierno que la impulsa, que se comprometió a promoverla en
su programa electoral (...). Es verdad, a qué negarlo, que entre lo contenido
en el programa y lo finalmente propuesto existen diferencias. (...).>>
[2] Subrayamos
"se asemeja" porque es una manera extraordinariamente precisa
que el autor tiene de expresar que aquello que no es este documento en absoluto,
aunque se asemeje muchísimo a ello.
[3] <<Situar
el esfuerzo, el trabajo, el sentido crítico como ejes de la formación equivale
a promover la RESPONSABLIDAD en el estudio.>>
[4] <<Asegurar la adquisición de las
competencias básicas mediante el fortalecimiento de las materias instrumentales
y la consiguiente reducción de otras sin duda más gratificantes, no es sino un
modo de evidenciar que la plasmación de un deseo —en este caso, un desarrollo
académico adecuado— requiere siempre de cierto sacrificio. Así pues, la
RESPONSABLIDAD como valor.>>
[5] <<Por
otra parte, la separación entre asignaturas troncales y asignaturas
específicas, tan controvertida (...) constituye asimismo un ejercicio de RESPONSABLIDAD.>>
[6] <<Y aún
hay más. Porque el ejercicio de
RESPONSABILIDAD, en la LOMCE, atañe también a los centros docentes y a
los profesionales que allí trabajan.>>
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