miércoles, 22 de agosto de 2012

Una palabra.

‹‹Uno de los descubrimientos fundamentales de la ciencia cognitiva es aquel según el cual la gente piensa en términos de marcos y de metáforas — estructuras conceptuales como las que se han descrito. Los marcos están en las sinapsis de nuestro cerebro, presentes físicamente bajo la forma de circuitos neuronales. Cuando los hechos no encajan en los marcos, los marcos se mantienen y los hechos se ignoran. ››
Así es, la gente piensa en términos de marcos y de metáforas”. Necesitamos saber primero qué es un ‘marco’ y qué es una ‘metáfora’. Ejemplos de esta, de la metáfora, se han dado ya en este blog. Remito al amable lector a los titulados La España caníbal o Un corresponsal político en un medio digital. El primero explica la expresión ‘La España caníbal’, que sirve en un determinado contexto para designar a un sector de la sociedad española caracterizado por practicar una suerte de antropofagia (es metafórico) político-verbal; el segundo hace lo propio con el titular ‘La juez noquea a Blanco y arruina a Rubalcaba’, que en absoluto ha de entenderse literalmente, evidentemente. Estos son ejemplos de procedimientos metafóricos, que sirven para transmitir una determinada visión de los hechos proclive a que el lector interprete los hechos de una determinada manera. Las metáforas son usadas de continuo: tanta verdad puede haber en que Rajoy haya ‘anulado’ a Rubalcaba como en que un delantero del Madrid haya ‘batido’ a un guardameta del Barcelona. Incluso si permutamos los términos: da igual quien ‘anule’ o quien ‘bata’. Todo depende del contexto y de las intenciones de quien lo escriba, independientemente de la verdad objetiva.
Pero no es la metáfora el propósito de esta entrega, sino el ‘marco’ y para ello me remitiré a un hecho: el pasado 18 de agosto fue el 76º aniversario de la muerte de Federico García Lorca. Supe de esta efeméride por la radio. Escuchaba un programa de la Cadena Ser. Decían, si no recuerdo mal:
‹‹ Se conmemora la muerte de Federico García Lorca, que fue fusilado, acusado de ser simpatizante del Frente Popular y de ser abiertamente homosexual.››
La rememoración anual de tan lamentable hecho no tendría importancia alguna si no fuera por la palabra subrayada.
No es un asunto baladí. ‘Acusado’ implica la existencia de un marco en el que se presuponen elementos como ‘juez’, ‘abogado’, ‘ley’, ‘delito’, etcétera. Quien se crea esta frase podrá pensar que el fusilamiento de Lorca fue la ejecución de una sentencia dictada por un tribunal que instruía una causa contra él. No fue así, no hubo causa ni ‘juez’ ni ‘abogado’ ni ‘ley’ ni ‘delito’. Nada.
Si en lugar de ‘acusado de’ figurara ‘por’ (“por ser simpatizante del Frente popular y por ser abiertamente homosexual”) desaparecería el marco y figurarían unos motivos desnudos, sin términos que evocaran de procedimiento judicial alguno, unos motivos que destacan por su irracionalidad, por ser no-razones. Porque destacan la tragedia de esta muerte: su arbitrariedad. Lo que hizo posible que Lorca muriese así fue la pura gana que unas personas tuvieron de matarlo.
Visto esto, hay que concluir que el autor de la frase miente si dice que Lorca “fue acusado de”. Esta mentira destruye el relato de los hechos, falsea la realidad histórica y trae una serie de ficciones jurídicas al escenario de la muerte de Lorca.
Todo esto se consigue porque, como dice Lakoff arriba, “la gente piensa en términos de marcos” y esto significa que si escuchamos la palabra ‘acusado’ las ficciones jurídicas (‘juez’, ‘tribunal’, ‘juicio’, ‘ley’) serán creadas en nuestro cerebro. El autor no necesita contarlo todo.
Y lo peor es que si nos las creemos, los hechos reales pueden no ser suficientes para sacarnos del error. La prueba esto está en que cualquiera que haya creído esta frase emitida por radio el pasado día 18 de agosto tenderá pensar que la muerte de Lorca no fue arbitraria, que fue por motivos que tal vez no sean justificables.
Y todo esto por una sola palabra. 





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